por Babymoov

El salsifí

El salsifí, como la zanahoria o la remolacha, es una deliciosa raíz que aportará muchas propiedades al bebé. Gracias a su sabor suave y dulce, cercano al de la alcachofa o la chirivía, debería gustar a toda la familia.

Las ventajas del salsifí

El salsifí es rico en vitaminas B, E y en calcio y magnesio, contribuyendo al desarrollo de los huesos y dientes.
El salsifí aporta también potasio (y muy poco sodio), con un efecto diurético inmediato.

Por último, el salsifí es extremadamente rico en fibras, lo que permite limitar el riesgo de estreñimiento en el bebé. También permite regular el apetito y llegar con mayor rapidez a la sensación de saciedad.
Esta hortaliza se tolera en general muy bien, a pesar de sus efectos en el tránsito intestinal, y no tendría por qué trastornar el sistema digestivo del bebé.

¿Cómo elegirlo bien y conservarlo?

Podrá encontrar salsifíes desde el mes de octubre hasta el mes de marzo en el mercado. Existen dos variedades muy distintas: los salsifíes de tipo raíces blancas y las scorzoneras, que tienen la forma de un bastoncito negro y cuya carne es blanca. Estas últimas también se llaman salsifíes negros y en general son más tiernos y más sabrosos para los potitos del bebé.

Elija salsifíes bien firmes y más bien finos, pues, al igual que los espárragos, cuanto más gordos son, más hilos tienen. Entre las distintas variedades de salsifíes, prefiera los salsifíes negros, que son más tiernos y con menos hilos que sus primos los salsifíes amarillos.

Para conservarlos, puede envolverlos en papel absorbente o en un periódico durante unos días en la nevera.

También puede prepararlos y congelar sus platos para el bebé.

¿Cuándo y cómo cocinarlos?

El bebé podrá empezar a disfrutar del salsifí en puré o sopa desde los 18 meses, para evitar todo problema de digestión debido a la gran cantidad de fibras de la hortaliza.

El salsifí es una hortaliza de raíz que se debe pelar antes de consumir. Para ello existen dos métodos: pelarlos y meterlos en agua para escaldarlos o pelarlos una vez cocidos. El segundo método conserva mejor el delicioso sabor del salsifí y le facilitará el trabajo de pelado.

Puede cocinar el salsifí en sopas y cremas para la cena del bebé, o en purés con algún hidrato de carbono.