El huevo
El huevo es un alimento que se debe introducir por etapas y muy lentamente en la alimentación del niño. De hecho, las posibilidades de reacción alérgica son elevadas. ¿A partir de qué edad se pueden integrar los huevos en los platos del bebé? ¿Cuáles son los aportes nutricionales y cómo prepararlos? ¡Siga esta guía!
Las ventajas de huevo:
El huevo es rico en vitaminas A, B, D y en lípidos. También es muy rico en proteínas: lo demuestra el hecho de que un solo huevo aporta más proteínas que 50 gramos de carne o pescado. Además, la yema es rica en hierro, más asimilable que la presente en las verduras, pero presente en una menor cantidad respecto a la carne y al pescado.
¿Cuándo y cómo cocinarlo?
Es posible introducir el huevo a partir de que el bebé cumple su primer año. Las cantidades son limitadas: solamente ¼ de yema de huevo duro para empezar (es decir, una cucharada sopera). Puede sustituir la carne o el pescado si se mezcla con las verduras. Cuando el bebé tenga nueve meses, se podrá llegar a 1/3 de yema de huevo (siempre bien cocido).
La clara del huevo es más alergénica, por tanto se aconseja esperar hasta el primer año del bebé para integrarlo. Es posible incorporarla en las tartas o incluso en su puré favorito. Sin embargo hay que evitar los preparados a base de huevo crudo como mousse, cremas y los famosos huevos pasados por agua. A partir de los 18 meses, el bebé puede comer un huevo duro entero, que equivale a 50 gramos de carne.
A partir de los 2 años, el bebé podrá asimilar completamente el huevo y podrá descubrir este alimento poco cocido o sin cocer. Entonces, tendrá la gran oportunidad de descubrir los mousses de chocolate, la crema inglesa y otras delicias dulces. También podrá proponerle a su bebé el famoso huevo pasado por agua o incluso el huevo escalfado.
Pequeños consejos:
Limite las cantidades: ¡no más de dos veces por semana!
Para facilitar la digestión de las tortillas, elija un huevo extra-fresco y evite echar demasiadas grasas. Prefiera las tortillas al vapor.
La alergia al huevo es bastante frecuente entre los niños, por tanto se puede esperar hasta el primer año para introducirlo. No dude en consultar a su pediatra.